EL TERRORISMO JUDÍO EN ISRAEL HOY EMULA AL HAMAS PALESTINO DE 1994
En septiembre de 1993 los liderazgos
palestinos y de Israel firmaron el acuerdo de Oslo por el cual se reconocían
mutuamente y se establecieron los cimientos de un futuro proceso destinado a
avanzar hacia una separación territorial y convivencia en paz. Este
acontecimiento firmado por el gobierno de Israel y la Autoridad Palestina, fue
recibido con amplio beneplácito en ambos pueblos, aunque no se debe dejar de
señalar la presencia entre israelíes y palestinos de componentes extremistas y
fundamentalistas que expresaban un fuerte rechazo a este acto.
Este rechazo es el resultado de su
concepción ideológica común, tanto a movimientos como Hamas y la Yihad entre
los palestinos, como a aquellos relacionados con lo que se conoce como la
derecha alrededor de la colonización en Cisjordania y Gaza entre los judíos
israelíes. Ambos enarbolan la consigna que todo el territorio entre el Mediterráneo
y el Rio Jordán le pertenece únicamente a su pueblo y que se tiene el derecho divino
de desterrar al otro.
El accionar de este extremismo judío
israelí se concentró en esos años en sabotear el acuerdo en base a una
constante ampliación de la colonización judía en Cisjordania y Gaza y a presionar
en la arena política interna de Israel. En este campo llegaron a demostrar la
falta de límites democráticos cuando uno de sus miembros no dudó y asesinó a
Yitzhak Rabin, entonces primer ministro de Israel.
EJEMPLARES DEL CORÁN QUEMADOS EN EL
ATAQUE TERRORISTA JUDÍO A MEZQUITA DÍAS ATRÁS EN CISJORDANIA
Hamas, por su parte, pasó
directamente al accionar violento con su proyecto de desalojar a los judíos de
esta tierra. En ese contexto, ya en 1994 inicia lo que se denomina la época del
sangriento terrorismo suicida palestino, seguido por lo que se denominó la
Segunda Intifada a principios del presente siglo.
En 2005 Israel se retira de la
Franja de Gaza. En 2007 Hamas asume el poder en Gaza eliminando sangrienta y
violentamente a la Autoridad Palestina (que asumió el poder en el marco de los
acuerdos de Oslo). En todo ese tiempo y hasta hoy, Hamas se preparó y enfrentó
repetidamente a Israel, hasta el sangriento operativo del 7 de octubre de 2023,
siempre con el objetivo de borrar a Israel del mapa.
Todo este tiempo, la Autoridad
Palestina, el representante oficial del pueblo palestino, que gobierna
solamente en parte de Cisjordania, mantuvo una posición ambivalente respectos
de este accionar terrorista de Hamas. Por un lado, criticaba los actos de
terror, pero por el otro también aportaba su granito de arena, por ejemplo,
apoyando financieramente a familias de terroristas palestinos convictos o
eliminados por Israel.
Mientras tanto, el extremismo
fundamentalista judío, frente a la sucesión casi permanente de gobiernos de
derecha en Israel, depositó sus esperanzas en sus líderes políticos para la
materialización del sueño de la Gran Israel sin árabes. Gran frustración. La
constelación internacional no se lo permitió.
El gran vuelco se produjo con el
inicio de la guerra el 7 de octubre de 2023. El extremismo fundamentalista
judío adoptó la vía de Hamas convirtiéndose en una organización terrorista con
el objetivo de lograr una limpieza étnica de palestinos de Cisjordania, su
objetivo prioritario. En la práctica, obligó al gobierno a asimilar la misma
función de la Autoridad Palestina frente a Hamas de los últimos 30 años: apoyo
disimulado sin molestar o impedir significativamente.
La criminalidad del terrorismo judío
en su accionar de los últimos dos años no hace falta detallar. Está expuesto
casi a diario en toda la prensa y medios del mundo en todos los idiomas.
Así lo define el conocido periodista
Barak Ravid: “Se trata de una organización terrorista. Cuenta con liderazgo
político y religioso, financiación (en parte estatal), infraestructura, bases,
comandantes y operativos. Mientras tanto, las Fuerzas de Defensa de Israel los
siguen tratando como un fenómeno de «adolescentes problemáticos” (Red X
12-11-25).
En la práctica, el terrorismo judío obligó
al gobierno a asimilar la misma función de la Autoridad Palestina frente a
Hamas de los últimos 30 años: apoyo disimulado sin molestias significativas. Su
posicionamiento en el orden institucional de Israel es muy similar al de Hamas
en relación a la Autoridad Palestina de los últimos años. Al gobierno actual le
es muy incómodo con ellos, pero imposible sin ellos: perderían un apoyo político
crítico en la población. Como consecuencia, el terrorismo judío goza no solo de
un tratamiento con guantes de seda, sino también de protección disimulada por
parte de las instituciones que tendrían que reprimirlos. Tal como Hamas en el
marco palestino, difícilmente se encuentre la fuerza en el marco israelí capaz
de detener al terrorismo judío.
Llama la atención la resonante
hipocresía de ciertas instituciones judías de la diáspora, como DAIA de
Argentina, que no dejan de sermonear a sus conciudadanos en contra del terror,
pero se callan la boca ante actos criminales del terrorismo judío, tal como se
difunde por todo el mundo.
El resultado está a la vista. Crece
exponencialmente en el mundo la aversión hacia Israel, judíos y judaísmo.
Líderes e instituciones judías de la diáspora vociferan “antisemitismo”, pero
día a día menos los escuchan y se están quedando solos con Trump.
Herzlya – Israel 27-10-2025
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kupervaser.daniel@gmail.com
@KupervaserD
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