SIN ERRADICAR FUNDAMENTALISMO JUDÍO Y PALESTINO, Y SIN CIUDADANÍA A PALESTINOS, CONTINUARÁ DERRAMÁNDOSE SANGRE JUDIA Y PALESTINA

No debe haber en el mundo una controversia que más desoriente y ofusque de la que el mundo es testigo el ultimo tiempo relacionada con la creación o no de un Estado Palestino independiente. El enardecido debate ya de tiempo atrás viene cargado de visiones políticas contradictorias con un extremismo que se acerca a lo criminal, por un lado, hasta posiciones transigentes crédulas, por el otro. Como es muy típico de estas situaciones, las partes contrincantes recurren frecuentemente a consignas no siempre relacionadas con la realidad, huyendo de tratar los aspectos básicos que alimentan la eternización del conflicto y de congeniar con aquellos componentes que son esenciales para neutralizarlo.


La constelación actual

El Estado de Israel, en la práctica, hoy impone su soberanía sobre todo el territorio entre el Rio Jordán y el Mar Mediterráneo. Dentro de los limites reconocidos internacionalmente (las conocidas líneas del 4 de junio de 1967) y en Jerusalén Oriental, soberanía de-iure. En los territorios de Cisjordania y Gaza, de facto. Ahí Israel hace y deshace lo que le conviene e interesa a su propio gusto con el argumento que se trata de territorios bajo dominio militar por estar en disputa. Israel controla los aspectos básicos de una soberanía: límites y aduanas, espacio aéreo, mar, agua, comunicaciones, moneda circulante, creación de asentamientos judíos, registro de población, etc. La autoridad local palestina debe ocuparse, básicamente, de temáticas municipales.   

Entre el rio y el mar conviven 15 millones de personas (no incluye trabajadores extranjeros temporarios en Israel), 7,5 millones de judíos y 7,5 millones de palestinos.   

7,5 millones de judíos, todos ciudadanos plenos de Israel, en los límites de Israel de junio de 1967, en Jerusalén Oriental, el Golán y Cisjordania.

1,9 millones de palestinos, todos ciudadanos de Israel, en los limites de Israel de junio de 1967.

300 mil palestinos en Jerusalén Oriental, bajo soberanía israelí no reconocida internacionalmente, en su gran mayoría con residencia y sin ciudadanía israelí.

3,1 millones de palestinos en Cisjordania, bajo un orden legal israelí basado en el Apartheid, tal como lo fijó la Corte Internacional de Justicia (Opinión Consultiva de fecha 19-7-2024). Es decir, leyes diferentes según pertenencia étnica, a diferencia de palestinos ciudadanos de Israel, que, a pesar de disponer de ciudadanía israelí plena, son discriminados, es decir, leyes iguales a todos, aunque en su aplicación, se des prioriza a esa población.  

2,2 millones de palestinos en Gaza en un orden a generarse a fin de la presente guerra, donde se perfila la continuidad del dominio israelí sobre la mayoría de los aspectos que representan control y soberanía.

El eterno conflicto

El conflicto entre judíos y palestinos al territorio entre el Rio Jordán y el Mediterráneo data de un siglo atrás, y hoy da la impresión que se agrava con el correr del tiempo. Desde su comienzo, la comunidad internacional se vio en la necesidad de intervenir en su solución donde se remarcó, una y otra vez, el derecho de ambos pueblos al territorio y la necesidad de llegar a acuerdos de partición territorial y soberanía, con la condición de preservar los derechos civiles y religiosos de cada uno.

El continuo fracaso no fue casual. Lamentablemente, ambos pueblos se caracterizaron y caracterizan también hoy por el predominio en su marco de grupos políticos e ideológicos supremacistas que exigen el derecho a todo el territorio y la necesidad de expulsar al otro. Lo que es peor, los liderazgos de ambos pueblos optaron no por marginar a estos sectores extremistas, sino todo lo contrario, los convirtieron en parte inseparable de su liderazgo. Así es como hoy, los grupos allegados a los ministros Ben Gvir y Smotrich y parte de parlamentarios del Likud en Israel impulsan el proyecto de la Gran Israel que incluye limpieza étnica de población palestina detrás del escudo de “promover emigración voluntaria después de martirizarlos”. De la misma manera el proyecto de Hamas se abandera de la consigna “Palestina free, from de river to the sea” cuyo significado, a la inversa, es exactamente el mismo.

Todo intento serio de promover un proceso de acercamiento hacia un acuerdo entre judíos y palestinos en este territorio exige necesariamente erradicar totalmente el enorme y dañino poder de influencia de estos sectores extremistas, no solamente de Hamas. Legitimar estas posiciones está en la base que genera la eternización del conflicto.

Ciudadano en estado independiente

Resulta extraño que judíos tengan memoria selectiva y solo recuerden una parte de la famosa Declaración Balfour de 1917. Allí se señaló claramente la norma que todo estado debe garantizar “plenos derechos civiles y religiosos a todos los habitantes en el territorio bajo su dominio”. En contraposición, la gran mayoría de la sociedad israelí, según los grupos políticos que la representan, pretende que los palestinos bajo su control, después de la conquista territorial de 1967, tendrían que conformarse con vivir en un sistema con libertades limitadas sin derechos civiles básicos como lo es plena ciudadanía.

Todo tiempo que los proyectos de salida del conflicto palestino israelí no garanticen a palestinos de Gaza y Cisjordania plena ciudadanía en estado independiente (tanto en Israel como en Estado Palestino), el pueblo palestino se rebelará, incluso por medio del terror, recibiendo masivo apoyo internacional como hoy, al igual que los judíos lo recibieron en 1948, pese a que también entonces en su epopeya por la liberación nacional recurrieron al terror.

El pretexto de futuros peligros mutuos de seguridad, muy bien puede ser neutralizado por medidas y acuerdos, siempre a posteriori de haber aceptado los dos principios mencionados.  

Sin erradicar el fundamentalismo extremo tan enraizado en la sociedad israelí y palestina, y sin un proyecto que garantice el otorgamiento de plena ciudadanía a palestinos en el marco de un estado independiente, lamentablemente continuaremos siendo testigos del derramamiento de sangre judía y palestina.

Daniel Kupervaser

Herzlya – Israel 2-10-2025

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kupervaser.daniel@gmail.com

@KupervaserD  

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