¿VICTORIA SOBRE IRÁN ABRE PUERTAS DE AMPLIO ACUERDO DE PAZ REGIONAL? NO SEAN INGENUOS

“Aquí viene el presidente egipcio.

Cómo me alegré de conocerlo.

Pirámides en sus ojos.

Y paz en su pipa.

Y dijimos: hagamos la paz.

Y vivamos como hermanos.

Y entonces dijo: adelante,

simplemente salgan de los territorios conquistados”.

De la canción: “Todo irá bien” de David Broza

 

“Luchamos con fuerza contra Irán y logramos una gran victoria. Esta victoria abre la oportunidad para una expansión drástica de los acuerdos de paz de la región”, afirmó Netanyahu en su declaración a fin de la guerra con Irán (Infobae 26-6-25). En entrevista a Fox News, Trump informó que varios estados le solicitaron incorporarse a los acuerdos de Abraham (Ynet, 29-6-25).

Los acuerdos de Abraham fueron firmados en 2020 con el patrocinio de USA, entre Israel y ciertos países árabes (UAE, Bahréin, Marruecos y Sudan), por los cuales estos normalizaban sus relaciones con Israel (no son acuerdos de paz pues no hubo guerra de parte de esos estados con Israel), mientras, como recompensa por su gesto, recibían significativos beneficios económicos, diplomáticos o militares de parte de USA.


ACUERDOS DE ABRAHAM: VISTAMOS DUBAI Y PALESTINOS NOS MASACRARON EN OCTUBRE DE 2023 

Se trata de una parte más del orden básico de las relaciones entre Israel y USA: judíos estadounidenses donan millonarias sumas de dinero a campañas electorales de políticos de USA, y como contrapartida, el gobierno de USA se pone al servicio de intereses de Israel. Ejemplos: Marruecos, por la firma del acuerdo, recibió reconocimiento de USA a la soberanía sobre Sahara Occidental en contradicción con la histórica posición de USA al respecto, y Sudan fue repentinamente eliminado de la lista de estados que promueven terror y sus arcas fueron saneadas con millonarios aportes de USA.

En resolución aprobada en 2002, reconfirmada en Cumbres de 2007 y 2017, la Liga Árabe propuso su iniciativa para poner fin al conflicto árabe-israelí. El proyecto incluye normalización de las relaciones y la firma de tratados de paz entre los 22 países árabes e Israel a cambio de que este último abandone los territorios que todavía mantiene ocupados desde 1967 y que pertenecen a Palestina (Cisjordania, la Franja de Gaza y Jerusalén Este), Siria (los Altos del Golán) y Líbano (las Granjas de Shebaa), como así también que se alcance una «solución justa» para el problema de los refugiados palestinos en base a la Resolución 194 de la Asamblea General de la ONU y la aceptación por parte de Israel de un Estado de Palestina con capital en Jerusalén Este.

Israel nunca dio su consentimiento, incluso a discutir o negociar en base este documento, ni todos los estados de la Liga Árabe supieron ser fieles a esta resolución. Hecho: los cuatro estados mencionados traicionaron el juramento mutuo de la Liga Árabe y corrieron a firmar los acuerdos de Abraham en 2020, sin una mínima promesa israelí y solo tentados por los beneficios que les prometió Trump.

En el terreno, Israel continuó avanzando en la conquista, colonización judía e imposición de un orden apartheid en territorios que resoluciones de la mayoría absoluta de los países del mundo destinan a un Estado Palestino. Paralelamente, la oposición palestina no dejó de rebelarse, inclusive por medio de terror, hasta arribar al sangriento 7 de octubre de 2023.

Los acuerdos de Abraham nos dieron la gran oportunidad de volar y visitar Dubai, pero también nos emborracharon de grandeza hueca que finalizó en ese trágico 7 de octubre 2023.

Es muy probable que el violento accionar diplomático que caracteriza al dúo Trump-Netanyahu culmine exitosamente y pocos o muchos nuevos estados árabes se plieguen a los acuerdos de Abraham y normalicen sus relaciones con Israel, sin avanzar un milímetro en la solución del problema más crítico: la población palestina que no logra materializar el derecho básico de todo pueblo: vivir en un estado independiente con plenos derechos civiles y en seguridad. Difícilmente se puede confiar en la lealtad a la causa palestina que históricamente declararon todos esos estados árabes que hoy, como dicen, forman fila pidiendo limosna delante de Trump y Netanyahu.   

Es probable que la firma de una o varias versiones de los acuerdos de Abraham le acredite a Trump el otorgamiento del premio Nobel por la Paz. Lo seguro es que paz no se logrará y, con o sin el liderazgo de Hamas, así como sucedió los últimos casi 60 años durante los cuales Israel se jactó una y otra vez de descabezar el movimiento de resistencia palestino, el pueblo palestino continuará enfrentando el dominio israelí por la fuerza, causando un permanente derramamiento de sangre, inclusive con un creciente apoyo internacional. Que nadie se asombre de una futura sorpresa similar a la de octubre 2023.

La única solución efectiva es política y debe permitir una partición territorial para ambos pueblos con suficientes garantías de independencia y seguridad, tanto para Israel como para Palestina. Es cierto, no se puede arribar a una solución consensuada cuando el lado palestino está liderado por Hamas, movimiento que se guía por el extremismo que todo el territorio del mar al rio le pertenece y se debe limpiar a los judíos. De la misma manera todo avance en ese sentido exige de la parte israelí marginar totalmente a sus conocidos extremistas que tienen el poder de dominio sobre el liderazgo nacional imponiendo permanentemente políticas de expansión territorial y llevar a cabo limpieza étnica de palestinos.

No se dejen ilusionar por las fantasías de Netanyahu que ya demostraron que son falsas, y lo único que prometen a los israelíes es continuar chapoteando en un eterno e inmenso charco de sangre.

Daniel Kupervaser

Herzlya – Israel 29-6-2025

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kupervaser.daniel@gmail.com

@KupervaserD

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