¿TRUMP SE DISTANCIA DE ISRAEL? NO SE SORPRENDAN, ESTA VEZ TIENE MOTIVOS RAZONABLES
La última semana los medios informativos israelíes
comenzaron a difundir, muy sorprendidos, un insólito e imprevisto devenir en el
accionar de Trump en relación a Israel. Su conocida conducta de adaptación casi
automática a intereses israelíes que tanto lo caracterizó durante su primera
presidencia y en declaraciones particularmente disparatadas de sus primeros
meses de la segunda cadencia, repentinamente ya no son parte de sus medidas
concretas.
Itamar Eichner del medio Ynet tituló una nota al
respecto: “Sorpresas, frustraciones y temores
en Israel por el zigzagueo de Trump” (Ynet, 7-5-25).
Lazar Berman aseguró que “Trump
abandonó a Israel con una tregua sorpresiva con los hutíes” (Times of Israel
7-5-25)
Ariel Deskel de Walla fue muy
categórico catalogando como “Una traición – La política de Trump demuestra que
el pacto USA-Israel se terminó” (Walla, 8-5-25).
Amos Harel, el conocido analista de
Haaretz, tituló su nota con la frase: “Trump abandonó a Israel en Yemen”
(8-5-25). Su diario Haaretz, agregó una noticia interesante al respecto: pese a
las relaciones especiales entre Trump y Netanyahu, Israel hace todos los esfuerzos,
pero no logra cancelar las sanciones de USA sobre la vapuleada empresa israelí de
espionaje NSO, que fueron impuestas por el gobierno de Biden (8-5-25).
Tal Shnaider, también de Times of
Israel, se pregunta “¿Desapareció la euforia alrededor de la victoria de Trump
en las elecciones de USA? (X, 8-5-25).
Lo más elocuente en este aspecto lo
escribió en el Wall Street Journal nada menos que Amit Segal del canal 12 de
Israel, conocido adulador de Netanyahu: “Los errores de Trump ponen en riesgo a
Israel”.
Tampoco se debe dejar de lado voces
que ya se escuchan desde el mismo USA. Artículo del conocido medio New York
Times de hoy lleva por título: “Este gobierno de Israel no es nuestro aliado”.
Mas allá de la confusión y
desequilibrio estratégico en Israel por un posible fin de período de varias
décadas de vacas gordas en su relación con USA, en esta oportunidad vale la
pena concentrarse en aclarar si la conducta de Trump obedece a los mismos disparates
como en el caso de los aranceles, o se trata de una decisión razonable según
intereses americanos.
El idilio diplomático entre USA e
Israel comenzó a principios de la década del 60 del siglo pasado cuando USA se
convirtió en el patrocinador de Israel como contrapartida de la conversión de
Israel en la cabecera de puente de USA en Medio Oriente con el objetivo de
minimizar la significativa influencia soviética en la región. La creciente
intervención estadounidense en países árabes tras la guerra de Yom Kipur en
1973, junto con la caída de la Unión Soviética en 1991, dejaron sin efecto los
motivos originarios de este pacto, pero los empoderamientos económicos de
sectores de la colectividad judía en USA crearon una nueva realidad que
fortaleció aun mas este pacto, aunque sobre una base diferente.
En esta nueva realidad, el liderazgo
político de USA progresivamente se convirtió en factor dependiente de los aportes
financieros de agrupaciones y particulares judíos para cubrir las necesidades
de crecientes costos de campañas electorales de los políticos, que se
retribuyen en políticas favorables a Israel.
La consigna que las relaciones
especiales entre USA e Israel se basan en el fundamento de valores compartidos,
intereses comunes, y una verdadera amistad, es una falacia. USA aporta mucho a
Israel, especialmente su apoyo diplomático en instituciones internacionales, de
mucho mas valor que su aporte en ayuda militar. Fuera de las millonarias
donaciones de judíos estadounidenses a campañas electorales de políticos de USA
vinculadas a un apoyo a Israel, Israel prácticamente no aporta nada a USA que
no pueda ser comprado en el mercado.
En una investigación de las elecciones
presidenciales de 2016 en USA, el investigador israelí Gil Troy afirma que
judíos estadounidenses, pese a representar no mas del 2% de la población,
aportaron el 50% del presupuesto de campaña electoral del partido Demócrata y
25% del partido Republicano. (“The Jewish Vote: Political Power and Identity in US
Elections”, Ruderman Fundation, 11-2017). No sería del todo erróneo suponer que, en las últimas elecciones, la
participación de aportes judíos a la campaña de Trump creció
significativamente.
Pero esto no es toda la realidad. Así
como se desarrollaron estas relaciones hasta estos tiempos, hoy es muy comprensible
entender, a la vista de intereses americanos tal como los define el presidente
Trump, que estas relaciones se convirtieron en un escollo para los proyectos de
la estrategia global de USA. Si el futuro de la economía de USA exige la participación
de inversiones en USA de trillones de dólares de parte de ciertos países árabes
que lo condicionan a sus intereses, en cierta medida en contraposición a los
intereses israelíes especialmente en el frente palestino, es evidente que el
presidente de USA, con razón, puede encontrar razonable mover a un costado
intereses israelíes, aun a costa de posibles complicaciones futuras en la movilización
de fondos para sus campañas electorales.
En este sentido, es muy probable que
Trump esté muy atento a la creciente tendencia dentro del público de USA de
abandonar el apoyo a Israel e incrementar el apoyo a palestinos, tal como se
refleja en últimos sondeos.
Daniel Kupervaser
Herzlya – Israel 10-5-2025
https://ojalameequivoque.blogspot.com/
kupervaser.daniel@gmail.com
@KupervaserD
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