¿REEMPLAZARÁN ÁRABES A JUDÍOS EN EL DOMINIO DE LA DIPLOMACIA DE EE.UU. EN MEDIO ORIENTE?

Los movimientos tectónicos, en su aspecto geológico, se caracterizan por el desplazamiento de placas debajo de la superficie terrestre, causados por energía acumulada en el manto. En general no dan señales previas, son muy difíciles de predecir y suelen causar profundas modificaciones en la superficie. También poblaciones o sociedades en marcos nacionales están supeditadas a posibles sacudones o modificaciones drásticas de sus normas de convivencia, pero, a diferencia de los movimientos tectónicos, estos dramáticos cambios suelen aportar síntomas previos.

Da la impresión que el estallido de la guerra en Medio Oriente el 7 de octubre de 2023 puede llegar a convertirse en el catalizador del inicio de un dramático proceso social y político en EE.UU. por el cual árabes y musulmanes logren reemplazar a judíos en su dominio de las prioridades diplomáticas en Medio Oriente del Congreso, Senado y la Casa Blanca. Sin duda, desde esa fecha y hasta las recientes elecciones presidenciales en el país del norte, somos testigos de la aparición de significativos síntomas de un posible y profundo cambio.


CANDIDATOS DE EE.UU. COMPITEN POR EL VOTO ÁRABE

Las “relaciones especiales” entre EE.UU. e Israel comenzaron en los primeros años de la década de 70 del siglo pasado cuando Israel se convirtió en punta de lanza de la presencia e influencia de EE.UU. en Medio Oriente para contrarrestar la penetración soviética en los países árabes de la región, los mayores proveedores de petróleo en el mundo. La caída de la Unión Soviética en 1991 no debilitó la significativa influencia israelí en la diplomacia de USA en la región, sino todo lo contrario. Fue remplazada por la consolidación de lo que se denomina el poderoso lobby judío estadounidense, liderado por la organización AIPAC, que desarrolló un movimiento con refinada y muy aguda capacidad de influenciar e imponer posiciones a favor de Israel en diversos estratos de la administración de EE.UU. En las últimas dos décadas se convirtió en una de las fuentes mas importantes de apoyo financiero a campañas electorales de candidatos y políticos de EE.UU., tanto demócratas como republicanos, sin olvidar la imposición que se comprometan a obrar a favor de Israel.

El reconocimiento público de esta conducta por ambas partes proyectó una realidad donde el liderazgo estadounidense, incluyendo ambos partidos, se adaptó cómodamente a la función de sirvientes por dinero a intereses de Israel en todo lo referente a su diplomacia en Medio Oriente.

El 7 de octubre de 2023 fue un desencadenante para que maduren procesos que comienzan a resquebrajar ese orden que rigió las últimas décadas en EE.UU. ¿De qué procesos se trata? ¿Dónde comenzó? ¿Qué cambió?

Gracias a la descomunal riqueza acumulada, durante la década de los 90 del siglo pasada los estados árabes del golfo dejaron ser simples abastecedores de petróleo para integrarse en el sistema capitalista universal globalizado, asumiendo un posicionamiento de lideres, tanto desde el punto de vista económico como político y diplomático. Este giro lo hicieron valer también dentro de la sociedad estadounidense, centrándose en multimillonarias inversiones en sectores económicos, académicos, deportivos, etc., que en última instancia influyeron significativamente en la política de ese país. Su iniciativa de paz con Israel del año 2002 en el marco de la Liga Árabe demostró al mundo que desapareció el conflicto generalizado árabe-israelí proyectando al mundo la imagen que solo resta resolver el enfrentamiento entre israelíes y palestinos ofreciéndose como garantes de la iniciativa universalmente aceptada de dos estados sobre la base de los limites de 1967.

Este alineamiento se convirtió en el catalizador para que, en la gran mayoría de los países del mundo, se propague la convicción que Israel es el mayor obstáculo para la solución del conflicto con los palestinos en base a la partición territorial. Solo basta mencionar dos hechos fundamentales. Hoy en dia,150 estados de los 192 de ONU reconocen formalmente a un Estado Palestino independiente dentro de los limites de 1967 de Cisjordania, Gaza y Jerusalén Oriental. Dentro de los 42 restantes, su gran mayoría se inclina por la solución de 2 estados. En segundo lugar, el Plan de Paz del siglo de Trump de 2020 también se basa en la partición territorial, solo que propone que Israel ceda a los palestinos parte del sur de Israel para que colonias israelíes en Cisjordania permanezcan bajo soberanía israelí.

La sociedad estadounidense no quedó fuera de esta tendencia. Hasta fuentes israelíes lo informan. “Sondeos en EE.UU. atestiguan que el apoyo a Israel en baja” lo titula Zipi Shmuelevich en Ynet, mientras que nota de su colega de medio, Elad Ben David del 23 de septiembre último lo titula “La comunidad musulmana de EE.UU. en camino de incrementar significativamente su fuerza política”.

La fuente Forbes (5-10-2024) informa en base a sondeos de reconocidos centros de investigación de EE.UU. que el apoyo a la necesidad de creación de un estado palestino independiente dentro de la población creció del 22% a casi 30% mientras que la oposición solo llega al 17%. El resto es indiferente. También informa que el 40% de los consultados está convencido que EE.UU. gasta demasiado en ayuda militar a Israel.

El contenido de los discursos de los 2 candidatos a la presidencia de la última elección no dio lugar a ninguna duda que ambos están totalmente convencidos del cambio que se viene registrando al respecto en la sociedad estadounidense. Por primera vez promesas a musulmanes y árabes pasaron a ser parte inseparable de sus mensajes. “Voten por mí, detendré la destrucción en el Líbano” vociferó Trump a la par que garantizaba poner fin a la guerra en Gaza y Líbano. Posteriormente agregó: “Los árabes de Michigan quieren la paz” (Ynet en español, 30-10-23). Harris, la candidata demócrata, también se aferró a las mismas consignas en sus discursos frente a parte importante del público de su partido que disiente de su apoyo incondicional a Israel.

Tras el contundente triunfo de Trump, seguido de expresiones de alivio y júbilo en Israel, entre los analistas de reconocida trayectoria ya se visualiza la necesidad de precaución, atenerse a la realidad y esperar el desarrollo de los acontecimientos. Nadav Tamir le dice a Netanyahu: “Espera con los festejos. El futuro con Trump es menos rosado que el champagne” (Haarez, 6-11-24). Yossi Melman, veterano y reconocido analista de seguridad de Israel afirma que “El alborozo de los simpatizantes de Netanyahu es prematuro. Trump no está en el bolsillo de Netanyahu y a Biden le quedan 2 meses” (Haaretz, 7-11-24).

Daniel Kupervaser

Herzlya – Israel 8-11-2024

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