¿ATACARÁ ISRAEL LA INFRAESTRUCTURA NUCLEAR IRANÍ?

Finalmente, Irán llevó a cabo días atrás su prometida represalia contra Israel por la eliminación del líder palestino Ismail Haniyeh en Teherán y la de Hasán Nasralláh, líder de Hezbollh en Beirut. Al mejor estilo levantino, ahora es Israel quien amenaza con represalia.

Se trata de la segunda ronda entre ambos países. Como se recordará, el 13 de abril de este año Irán atacó a Israel con misiles y aviones no tripulados como represalia por el bombardeo israelí del 3 de abril anterior al consulado iraní en Damasco, que eliminó a militares iranies de alto rango. En esta oportunidad Israel replicó el 19 de abril con un ataque aéreo, más bien con carácter solo intimidatorio, que destruyó únicamente un sistema de defensa antiaéreo adjunto a una instalación nuclear iraní.

Tras el ataque iraní de días atrás con el lanzamiento de cientos de misiles balísticos sobre territorio israelí, Israel ha prometido castigar a Irán. Según el primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, "Irán pagará un alto precio".



Medios de información internacionales se colmaron de notas de expertos analizando las distintas alternativas de represalia israelí. El aspecto básico que se debe tomar en cuenta es el hecho que los dos países carecen de frontera común y están distanciados entre ellos 1,500 km y más, según el objetivo, con terceros países que los separan. Bajo estas condiciones el conflicto solo puede avanzar por medios aéreos y no en forma continua.

Con esta limitación se estima que Israel sopesa concentrar su represalia por medio de su poderosa fuerza aérea en el marco de tres alternativas principales: objetivos militares, económicos, o nucleares.

Por su complejidad y la importancia de los posibles efectos y secuelas, vale la pena analizar el interrogante: ¿atacará Israel la infraestructura nuclear iraní?

Según los informes de expertos, el programa nuclear iraní, a diferencia de los casos de Irak y Siria que fueron destruidos por ataques aéreos israelíes años atrás, se caracteriza por ubicar sus instalaciones dispersas geográficamente en el país, la gran mayoría, por seguridad, subterráneas a gran profundidad y debajo de montañas. Los recursos humanos y tecnología se basan en personal y conocimiento nacional y no extranjero como Siria e Irak. Estas características, aunadas a la gran distancia geográfica entre los países, disminuye drásticamente las posibilidades de desbaratar totalmente el plan nuclear iraní por medio de un ataque aéreo israelí.

En consecuencia, incluso exitosa, esta represalia israelí solo podría lograr un retraso temporal de los planes, pero no cancelarlos como en los casos de Siria e Irak. Más aún, el ataque otorgaría al liderazgo iraní las suficientes razones y excusas para efectivamente dirigirse a avanzar en el proyecto de armar una bomba atómica como póliza de seguro de la permanencia en el poder, programa que Irán hasta hoy lo niega y cumple.   

La realidad es mucho más complicada. Según los últimos informes de la Organización Internacional de Energía Atómica (OIEA), Irán disponía a mediados del mes de agosto de existencias de 164,7 kg. de uranio enriquecido al 60% de pureza. Según expertos en la materia, este pequeño volumen, muy fácil de mantenerlo resguardado y seguro, llevado a una pureza del 90% en un par de semanas, seria suficiente para estar en condiciones de armar, al menos, 3 bombas atómicas.

Se debe aclarar que, aun disponiendo de uranio fisible suficiente (pureza 90%), el armado de una bomba y su instalación en ojiva de misil transportador es un proceso que los expertos lo estiman en no menos de año y medio, pero bajo condiciones mucho más difíciles de ser desbaratado por enemigo geográficamente lejano.

Este embrollo estratégico en el que está envuelto Israel tiene un solo culpable: Netanyahu. En 2015 las potencias del mundo firmaron el acuerdo JCPOA con Irán que limitaba drásticamente y por un largo periodo las posibilidades iranies de enriquecer uranio. Con periódicas inspecciones de OIEA se comprobó que Teherán lo cumplía a rajatablas. El desastre ocurrió en el año 2018 cuando Trump, azuzado por Netanyahu, se retiró de ese acuerdo y lanzó sanciones contra Irán. Como represalia, Irán aceleró el proceso de enriquecimiento de uranio con el resultado hoy conocido.

Hoy Netanyahu cayó en una trampa que difícilmente le permita tomar la decisión de atacar la infraestructura nuclear de Irán, aunque se sabe que decisiones críticas en el gobierno israelí de hoy no necesariamente son sensatas.

Ante una clara oposición por parte de USA a un ataque a la infraestructura económica de Irán que complique severamente el mercado internacional del petróleo, muy probablemente Israel concentre su réplica solo sobre objetivos militares iraníes.

Daniel Kupervaser

Herzlya – Israel 4-10-2024

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kupervaser.daniel@gmail.com

@Kupervaser

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