NO SE HAGAN ILUSIONES. ISRAEL NO PUEDE IMPONER CONTROL EXTREMO DE LUJO EN GAZA. PAGARÁ MUY CARO

En un reciente encuentro de Netanyahu con familiares de víctimas y rehenes israelíes en manos de Hamas en Gaza, el primer ministro israelí declaró: "No estoy seguro de que se arribe a un acuerdo de liberación de rehenes, pero en caso positivo, el acuerdo será uno que resguarde los intereses que repito una y otra vez, son la preservación de los activos estratégicos de Israel. Israel no abandonará bajo ninguna circunstancia el corredor Filadelfia (en el límite Gaza-Egipto) ni el corredor Netzarim (que separa la parte norte del resto de Gaza) a pesar de las enormes presiones a las que estamos sometidos. Se trata de activos estratégicos, tanto militares como políticos"(Walla, 20-8-2024).



Tras la debacle de la concepción defensiva de Israel frente a Gaza el pasado 7 de octubre, Netanyahu busca mejorar posiciones en vistas al futuro. En su visión estratégica, el primer ministro de Israel propone un control extremo de lujo, es decir, máximo poder con mínima inversión y exposición a peligros. Esto exige crear condiciones de una verificación estricta de todo lo que ingresa y sale a esa franja sin recurrir a movilización masiva de su ejército y sin ocuparse de instituciones del orden civil en el interior de Gaza, aspectos que Israel aspira a desalojar a Hamas para ser trasferidos a una misión especial de países árabes.

Para Israel, efectivamente, se trata de una adaptación que demanda muy pocos esfuerzos. Por un lado, la continuidad, como hasta la presente guerra, del control militar de los limites terrestres del norte y oriente de Gaza y el occidente desde el mar. Las modificaciones significativas se refieren al control por medio de fuerzas israelíes del corredor Filadelfia (limite sur de Gaza con Egipto) y del paso Rafah (personas y mercaderías entre Gaza y Egipto). Para un mayor control, aunque en mi criterio no se trata de una imposición imprescindible, Israel exige también la permanencia del ejército de Israel en el corredor Netzarim.

Fuera de la posibilidad casi segura de sabotear el propuesto acuerdo de liberación de rehenes con Hamas, estas condiciones que impone Israel se enfrentan con un gran obstáculo. Toda presencia de fuerzas militares israelíes en la franja de Gaza conlleva necesariamente a la negativa absoluta de países árabes a participar con personal militar o civil en la reconstrucción y organización civil de Gaza en la post guerra. En ese contexto también países occidentales rehusarán a ser partícipes de este proyecto ya que serán considerados colaboradores de Israel por la guerrilla oculta de Hamas, y, por ende, ser objetivos legítimos de sus ataques.

Bajo esta constelación Israel tiene solo dos alternativas. La primera es abandonar totalmente la franja de Gaza al fin de la guerra, dejando el futuro proceso en manos de coaliciones extranjeras, con o sin la Autoridad Palestina, en el proceso de reorganización y reconstrucción de Gaza. Es de suponer que la arrogancia típica israelí que no es capaz de reconocer derrotas y demanda “victoria total”, no aceptará esta salida.   

Bajo la segunda alternativa Israel debe asumir la responsabilidad total de Gaza, lo que incluye control militar y organización civil de la vida de 2,5 millones. En términos de normas internacionales, será la fuerza ocupante que deberá tomar en sus manos las responsabilidades de las convenciones de Guerra a las que Israel ha firmado.

Teniendo en cuenta que, como los expertos ya lo saben, Hamas no desaparecerá, sino que se insertará como guerrilla armada y organizada dentro de la población civil de Gaza, la toma de control total sobre Gaza se convertirá rápidamente en un gran dolor de cabeza para el gobierno, y, sobre todo, para la sociedad israelí. Israel deberá preocuparse por la seguridad, lo que obligará a Israel a mantener al menos unas 3 divisiones (varias decenas de miles de soldados) en movilización permanente en la región, con la gran posibilidad de sufrir periódicos ataques de la guerrilla de Hamas. Esta disposición de las fuerzas necesariamente exigirá una continua movilización de la desgastada reserva, como también debilitará toda intención de volcar esfuerzos contra Hezbollah en el norte sin poder garantizar el retorno de aquellas poblaciones israelíes que debieron abandonar esa región.

El control total de Gaza también obligará a Israel a la creación de un gobierno militar que deberá tomar a su cargo la educación, salud, servicios municipales, abastecimiento humanitario y demás a una población de 2,5 millones de habitantes hundida en la miseria y desolación. Un costo descomunal para la sociedad israelí.

Como se sabía el 8 de octubre de 2023, al otro dia del ataque de Hamas, no hay dominio de lujo en Gaza y todo tiempo que Israel no tome decisiones en base a proyectos estratégicos a largo plazo sobre la base de 5,5 millones de palestinos sin derechos civiles entre el Mediterráneo y el Rio Jordán y se deje llevar por consignas destinadas solo a recolectar apoyo político y votos de ciudadanos fanáticos, nada bueno puede esperar de su futuro, tal como se perfila en estos días.

Daniel Kupervaser

Herzlya – Israel 22-8-2024

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@Kupervaser

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