ISRAELÍES Y JUDÍOS DEL MUNDO: NO DIGAN NO SABÍAMOS.

YAGIL LEVY: “ASÍ SE VE UN EJÉRCITO EN PROCESO DE DESMORONAMIENTO”

Los recientes escándalos con la participación de generales de brigada, comandantes de divisiones del ejército, Dan Goldfuss y Barak Hiram, son sólo un síntoma más de la desintegración de la cadena de mando del ejército israelí, y es más grave de lo que parece. El comandante de la División 36, David Bar Khalifa, exigió a sus soldados en su orden del día vengarse de los palestinos, y ni siquiera se escuchó una leve reserva por parte del Estado Mayor. Así, nadie se debe sorprender que, cuando el Estado Mayor le ordenó evacuar sus fuerzas de la Franja de Gaza, en el Estado Mayor se comenzó a sospechar que deliberadamente no se cumplen las directivas recibidas.


SOLDADOS ISRAELÍES ORGULLOSOS DE SUS SAQUEOS EN GAZA

Barak Hiram no sólo ordenó disparar contra civiles israelíes y volar una universidad sin permiso. Al comienzo de la guerra concedió una entrevista a Ilana Dayan y advirtió a la jerarquía política contra negociaciones políticas. También entonces, el jefe de Estado Mayor guardó silencio. Pero no sólo los comandantes de división están desafiando el orden militar jerárquico, sino también los soldados. Los vídeos de soldados, el llamado a regresar a las viejas colonias judías de Gaza desmanteladas con la desconexión en el año 2005, el uso de redes sociales para criticar la supuesta moderación del uso de la fuerza, saqueos y más: todas estas son expresiones de la agitación desde abajo que el Estado Mayor se siente disuadido de, o le resulta difícil reaccionar o contener.

¿Por qué pasa esto? Se están acumulando varias condiciones que promueven la desintegración. En primer lugar, la capa de mando del ejército se debilitó durante el período de ocaso entre el declive del reclutamiento obligatorio y el desarrollo del reclutamiento voluntario. Esta es la etapa en la que los reservistas, en su mayoría hombres y mujeres, creen que tienen un derecho excepcional a hablar, en vista del alto nivel de selectividad del servicio de reserva, que los convierte en una pequeña minoría.


SOLDADOS ISRAELÍES CON PANCARTA POLÍTICA EN GAZA

En los últimos años, este fenómeno se ha extendido también a los combatientes del servicio regular, que también se han convertido gradualmente en una pequeña minoría en vista del enorme alcance de las exenciones del servicio militar obligatorio y de la gran proporción de quienes no sirven en posiciones de combate. Esta mentalidad -y ésta es la segunda condición- se combinó con las circunstancias especiales de la guerra. Los y las combatientes sienten que no es suficiente que la carga del sacrificio recaiga sobre los hombros de unos pocos, que deben arriesgar sus vidas y servir en Gaza durante largos períodos, sino que estos pocos también salvan la seguridad del país de manos de la dirigencia política y el alto mando que fallaron el 7 de octubre.

Todo esto se intensifica ante la elevada proporción de combatientes identificados con la derecha y la derecha religiosa, que según ellos, están rescatando al país de un desastre impuesto por gobiernos derrotistas y agravado por la contribución de la izquierda al debilitamiento del ejército en su protesta contra el intento de modificación del orden institucional del Estado en el inicio de este gobierno. En este contexto, desde el comienzo de la guerra fuimos testigos de una creciente agitación entre los soldados.

La tercera condición es que los políticos alteren la cadena de mando; en este caso, los políticos de derecha apoyan el comportamiento inusual de oficiales y soldados. En vista de estas condiciones acumuladas, el jefe del Estado Mayor se abstuvo de frenar el comportamiento de los soldados. ¿Por qué? ¿cómo se atreve a poner en su lugar a un reservista que ha estado sirviendo en Gaza durante semanas y decidió tomarse una fotografía con bienes saqueados o enviar una advertencia al gobierno electo? Así fue como el jefe del Estado Mayor perdió el control.

Los comandantes de división simplemente aprovecharon el poder de negociación del "campo" para demostrar su fuerza. Y ahora surge la cuarta condición para la desintegración interna, que se intensifica cuando está claro para los comandantes en el campo de batalla que el sacrificio de los combatientes no se traduce en un logro -que sólo puede ser un logro político- y, por lo tanto, todo lo que resta es deambular sin rumbo por el terreno y sufrir pérdidas.

No habrá más victoria. La falta de confianza en quienes arrastraron al ejército a una grave crisis lleva a los comandantes a culpar a quienes clavan un cuchillo en la espalda del ejército y, en la retórica de Goldfuss, a los políticos que no merecen a sus soldados. La restauración del ejército no podrá realizarse mientras continúe esta guerra.

Yagil Levy es profesor en la Universidad Abierta de Israel e investiga las relaciones ejército-sociedad israelí.

Fuente: Haaretz, 20-3-24

Traducción: Daniel Kupervaser

Herzlya – Israel 20-3-2024

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@KupervaserD

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