SI ARGENTINA NO
TRASLADA SU EMBAJADA A JERUSALÉN, ISRAEL NO GASTARÁ PÓLVORA EN CHIMANGO
Javier Milei recibió
un significativo apoyo popular para sentarse en el sillón presidencial de
Argentina tras una campaña electoral totalmente excéntrica y fuera de lo común.
No analizaremos las extravagantes estratagemas que la caracterizaron, pero sí
nos centraremos en el significado y posibles consecuencias de sus esfuerzos por
ubicar en el centro de su atención su acercamiento y admiración por el judaísmo
e Israel.
La dramática situación
socio económica a la que arribó Argentina, junto a una visión ideológica basada
en el libertarismo, convenció a Milei de la necesidad de encontrar aliados
internacionales afines, tanto por sus sistemas como por la concepción de su
liderazgo. Su objetivo principal: construir una base de apoyo a su proyecto. La
elección cayó en Israel y Estados Unidos.
Sobre esta base,
ya en campaña electoral declaró que su primer viaje al exterior como presidente
sería a Israel. En estos días cumple su promesa. Fuera de demostrar su apoyo al
derecho de autodefensa de Israel ante el criminal ataque de Hamas del pasado 7
de octubre, Milei afirmó que en este viaje se propone profundizar las
relaciones comerciales, diplomáticas y entre los pueblos de Argentina e Israel.
MILEI Y SU
ADULACIÓN A ISRAEL
¿Cómo conjuga la
profundización de las relaciones comerciales con el proyecto de alianza
internacional entre Argentina e Israel, tal como lo propone Milei? Analicemos
la realidad.
Las economías de
Argentina e Israel no son complementarias. Con una población que no llega a 10
millones, el mercado israelí es ínfimo en términos de los productos y servicios
principales que exporta Argentina. Del otro lado, Argentina no sufre graves
problemas de seguridad para convertirse en cliente serio de equipos bélicos
sofisticados ni para adquirir alta tecnología moderna a elevados costos, tales como
son los principales rubros de la exportación israelí. Basta solo con confirmar
los números de las ultimas décadas. Las exportaciones de cada uno hacia el otro
no pasaron los 300 millones de dólares anuales, cifras totalmente
insignificantes. Como aspecto complementario, tanto organismos estatales como
empresas privadas israelíes no estilan invertir o financiar proyectos fuera de
Israel. En las relaciones económicas bilaterales los argentinos tienen que
olvidarse de Israel como factor de apoyo serio de crecimiento.
A diferencia de
las relaciones comerciales, en el marco de las relaciones diplomáticas se
esconden los motivos principales, tanto de la adulación de Milei por Israel
como de la simpatía que se desborda hacia él por parte del gobierno israelí. Fuera
de los componentes clásicos en los vínculos protocolares normales entre dos países
que mantienen relaciones cordiales de amistad, en ocasión de esta visita tanto Argentina
como Israel tienen la expectativa de un logro muy significativo, muy distinto
uno del otro.
Milei tiene muy
claro la importancia del liderazgo político e institucional de Estados Unidos como
factor que puede ayudar y facilitar un despegue económico de Argentina. En ese
contexto nadie puede desentenderse de la poderosa influencia de sectores e
instituciones judías en decisiones importantes tomadas en EE.UU. y de sus fuertes
vínculos con el gobierno de Israel. En términos figurativos y poco diplomáticos,
se puede decir que lo que principalmente busca Milei en Israel es una orden de
Netanyahu a esas factores e instituciones judías de Estados Unidos que traten
de interferir en los distintos estratos de la política y economía de EE.UU. a los
efectos de ayudar a los proyectos de Argentina. La experiencia del pasado
demuestra claramente este tipo de conducta respecto de países que en su momento
fueron reconocidos por Israel dado su posicionamiento a su favor.
¿Qué exige
Israel como contrapartida? Simplemente la decisión inmediata de trasladar la
embajada argentina a Jerusalén.
Da la impresión que
el poco tiempo transcurrido desde su declaración original hasta estos días, dio
lugar a que Milei, influenciado por instancias profesionales de la diplomacia
argentina, se cargara de un mayor pragmatismo y precaución si se tiene en
cuenta los riesgos que su país puede asumir si toma tal decisión. No por
casualidad, parte de los medios argentinos informan en estos últimos días que
se trata de una decisión que se “podría tomar” o que se llevaría a cabo “cuando
las circunstancias geopolíticas lo permitan”.
Israel no se va
a conformar con promesas huecas como la de Bolsonaro de años atrás que llevó a
Netanyahu a estar presente en el acto de toma de mando. Si Argentina quiere retribución,
el traslado de la embajada se debe hacer ya y ahora. Milei deberá tener
presente que, si Argentina no traslada su embajada a Jerusalén, Israel no
gastará pólvora en chimango.
Daniel
Kupervaser
Herzlya – Israel
6-2-2024
https://ojalameequivoque.blogspot.com/
kupervaser.daniel@gmail.com
@KupervaserD
Comentarios
Publicar un comentario