LA GUERRA EN GAZA ¿HACIA UNA CRISIS ENTRE EE.UU. E ISRAEL

LA GUERRA EN GAZA ¿HACIA UNA CRISIS ENTRE EE.UU. E ISRAEL

Las íntimas y especiales relaciones de las últimas décadas entre EE.UU. e Israel se caracterizaron por el predominio de un acuerdo básico, aunque nunca documentado, que convive junto, y al mismo tiempo, con desacuerdos secundarios y circunstanciales.

El acuerdo básico e inalterable hasta hoy incluye el compromiso de EE.UU. de apoyo absoluto a Israel a los efectos de brindar pleno respaldo tanto diplomático como militar. Paralelamente, en EE.UU., grupos de ciudadanos judíos identificados con Israel se convirtieron en factor más que significativo en aportes de dinero para campañas electorales de elecciones en EE.UU. al Senado y Congreso para candidatos que apoyan a Israel. Los desacuerdos secundarios están relacionados básicamente a la visión de la solución del conflicto con palestinos donde el liderazgo de EE.UU., tanto demócrata como republicano, ve en la fórmula dos estados para dos pueblos la salida más factible, en clara contraposición con la mayoría del liderazgo israelí que, aunque ocasionalmente exprese su apoyo, en la práctica se opone y opera directamente saboteando la creación de un estado palestino independiente.



EE.UU. justifica básicamente los objetivos de la reacción israelí contra Hamas en respuesta al sorpresivo ataque criminal el 1 de octubre último. Sin embargo, el desarrollo de la guerra en Gaza, especialmente ciertos aspectos tácticos relacionados con el sufrimiento de la población palestina no vinculada y otros aspectos estratégicos para el futuro, han creado las condiciones para un crecimiento inusitado de las tensiones entre EE.UU. e Israel. Sin lugar a duda, la dirección que tome la resolución de esas fricciones determinará claramente el sentido que tomen las relaciones futuras entre los dos estados.

Con la difusión de los primeros informes e imágenes de las demoledoras consecuencias de la invasión israelí a Gaza, el pleno de la plana mayor del ejecutivo estadounidense se movilizó a los efectos de convencer al liderazgo de Israel de la necesidad y conveniencia del cumplimiento de normas internacionales de guerra. Esta preocupación de Washington se acentuó significativamente con la reanudación de la ofensiva israelí tras un corto periodo de tregua destinado al intercambio de rehenes y prisioneros entre Hamas e Israel.

El primero en reaccionar públicamente fue el presidente Biden quien en un artículo publicado en el diario Washington Post demandó en los planes de post guerra, en clara contraposición con Netanyahu, “el retorno del control de la Franja de Gaza a manos de la Autoridad Palestina renovada, como así también un compromiso de acción en favor de la solución de del conflicto palestino israelí en base a la formula de dos estados. Aparte, amenazó con negar visas a extremistas judíos que atacan a palestinos en Cisjordania” (Ynet, 18-11-23).

Posteriormente, el canciller estadounidense Antony Blinken visitó Israel y participó de reunión del gabinete de guerra israelí. En esta oportunidad el diplomático dejó clara la posición de EE.UU. en varios aspectos significativos (Walla, 30-11-23):

-      El operativo no debería excederse de más de unas semanas frente a planes israelíes de varios meses.

-      No se puede repetir en la zona sur de Gaza la violencia asestada y daños causados a población civil tal como lo expuesto en la zona norte.

-      Se debe continuar con un masivo abastecimiento de ayuda humanitaria a la población civil frente a los planes israelíes de restringirla  

En el día de ayer le llegó el turno a Kamala Harris, vicepresidenta de EE.UU. durante su visita a Dubái. (Ynet, 2-12-23). En esta oportunidad declaró que: “EE.UU. no va a permitir, de ninguna manera, destierro de palestinos de Gaza o de Cisjordania, bloqueo de Gaza o modificaciones de los límites de Gaza”. Esta declaración está destinada a desbaratar planes israelíes de establecer una zona de seguridad deshabitada en territorio de Gaza de un ancho de 1 a 2 km. a lo largo del límite de Gaza con Israel, como así también, el proyecto de renovación de colonización judía en Gaza o el destierro de palestinos de Cisjordania tal como lo exigen ciertos componentes extremistas de la coalición de Netanyahu.

Por último, en el día de hoy, Lloyd Austin, ministro de Defensa de EE.UU. aconsejó a Israel “comprender que el aspecto mas importante en la guerra es la población civil, y si la empujan a caer en manos del enemigo, cambian una victoria táctica por una derrota estratégica” (Ynet, 3-12-23).

Mientras tanto, con la reanudación de las batallas en sus dos primeros días de combates en la franja de Gaza, da la impresión que Israel hace oídos sordos a las advertencias de la cúpula política y militar de EE.UU. De confirmarse esta tendencia, al liderazgo de EE.UU. lo le quedará alternativa más que reconocer que aquella alianza con Israel basada en valores comunes es una farsa que la presente crisis no hizo más que exhibirla a la luz del mundo. Bajo estas condiciones el liderazgo político de EE.UU. tendrá que decidir entre poner a Israel en su lugar, o reconocer que su función en Medio Oriente es la de fiel sirviente de intereses de Israel, a la par de recibir abultadas donaciones de ciudadanos judíos de su país para financiar sus campañas electorales al Senado y Congreso.

Daniel Kupervaser

Herzlya – Israel 3-12-2023

kupervaser.daniel@gmail.com

     https://ojalameequivoque.blogspot.com/

    @KupervaserD     

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